viernes, 25 de julio de 2014

Lo que hay en tu nombre

Emma Nivale se encontró de nuevo, de nuevo, con aquel cuerpo atlético, moreno de sol, rubio hasta la nuca. Que era pero no era. Tuvo que ralentizar el paso para caminar tras él un poco más. Tuvo que hacer un esfuerzo por no llevarse las manos al pecho cuando él se giró un poco y -desde luego- vió su perilla rubia sólo en la barbilla. Se adelantó y caminó a su lado, él se dejó hacer, ninguno de los dos cambió el ritmo y de pronto. Todo era caminar juntos de nuevo, rozándose las manos bajo las arcadas de aquel pueblo donde quedaban para tomar cocacolas y creer que tenían a Kronos en nómina.
Santos la esperaba a la puerta del bufete y se preguntó por qué venía acompañada a firmar el divorcio. Caminaron juntos hasta el cruce. En el último momento sus caminos se separaron.
En el último momento. Sus caminos se separaron.


Emma y Santos fueron a comer para celebrar un adiós bien llevado. En la terraza del hindú, aunque empezara a abrasar el sol, ella se lo explicaba.
Creo que quiere volver. No sé qué quiere.
Y ahora de frente, aproximándose de frente y sentándose en la terraza de la cervecería.
Santos, es él. No sé qué quiere.
Volver no, Emma. Está muerto.

Emma Nivale había visto el vídeo del Zambeze unas cien veces. Había visto las fotos y la nota que le envió su madre cien veces más. Hasta reducirlo sólo a un nombre. Su nombre.
Lo buscaba en la red y ya no había fotos. Con el tiempo sólo quedaba un registro escaso, un nada, muy poco. Ya casi no era ni un nombre él.
Él.
Que fue un centro y casi un beso cuando aún debía decidir entre su novia y ella y que la dejó esperando en el río el día que habían quedado para decirle que.
Emma que veía pasar el tiempo frente al río y cómo su vestido se arrugaba un poco y cómo se soltaban algunos mechones de su coleta. Emma que preguntó a alguien que pasaba por allí, a alguien que no sabía, que creía que era un nombre.


- ¿Ya han llegado los vascos?
De pronto,
- Sí, me los he cruzado. ¿Sabes lo del vasco ese?
todos los días de mi vida
- Qué.
se transformaron en una enorme garra de acero
- Ese que se ha matado.
que me rompió el pecho de un golpe
- Quién.
y apretó mi corazón 
- Ese rubio, Igor.
hasta pararlo.




Emma contaba las veces que se lo había encontrado en otras personas, una morfología poco común, hombres idénticos. Aquella vez bajando de Polloe, justo en el puente de María Cristina. Había ido a llevarle las margaritas de siempre con la nota de siempre.
Las blancas. Tiene un papel y un lápiz?
Les dejas mensajes a los muertos?
Es que tengo algo que decirle.
Emma Nivale escribía en lápiz para que no se lo llevara la lluvia persistente, fina, de San Sebastián.

DEBÍ HABLARTE DEL MAR. Y SÓLO ME SALIÓ ESPUMA.

Y ahí había un vuelco voraz y una maldición, una patada al timón y un sonido de trueno y nunca hubo, nunca, algo parecido a un adiós. Había mucha derrota, algo de esperanza porque él entendiera. Que ella debió decirle. Y lo dejó para luego. Algún vuelve. Casi ningún, de verdad, ningún adiós en lo que escribía mientras la mujer de las flores, extrañamente otra cada vez, sacudía la cabeza y pensaba tarde. Tarde le dices. Ya no te oye.

Emma Nivale sonreía mientras metía la nota y sólo a veces reventaba de dolor ante aquella tumba con vistas. Era dolor o podía ser rabia. Nunca sabía como nunca supo.

Aquella vez se lo cruzó en el puente. Tantas otras en otros lugares. En la playa, en el chiringuito justo antes de. Se había instalado con su familia en el sofá de al lado y Emma hacía como que leía pero detrás de las gafas de sol alguna visión borrosa y muchos vuelve. Volvió en cierto modo. Esa misma tarde en ese mismo lugar, alguien la besó bonito. El rubio de al lado miraba.

Y Emma Nivale, que no cree en las coincidencias, asume que él no quiere morir. Y que, de algún modo, patrocina, regala, compensa lo que pudo haber sido junto al río si no hubiera faltado un día en su vida. Un. Día. Y su presencia quiere que ella hable del mar cuando se debe hablar del mar.
Porque un bofetón es asumible. El resto no.


Emma Nivale no sabe cómo escribir algo así sin desangrarse. Si crees que lo puedes hacer tú, hazlo. Se llamaba Igor. Y era hermoso.






And maybe I’ll find out
a way to make it back someday
to watch you, to guide you
through the darkest of your days.
If a greater wave shall fall,
and fall upon us all,
Then I hope there’s someone out there
who can bring me back to you.

lunes, 14 de julio de 2014

Footpaths

A penas asomaban las primeras colinas de Oxfordshire, quizá un poco antes, pero inevitable como una sacudida, acudía a mí la sensación del padre.
En esos momentos sé que me estará esperando con el coche que me gusta, que habrá dejado preparado algo para comer y que iremos a pasear aunque llueva.
Y atravesando campos encontraremos abadías destruídas y él dejará que yo le cuente tanto sobre el románico tardío, dejará que le hable de capiteles, muros, vueltas, me acompañará al cementerio y a orillas del río como si yo pudiera presentárselo todo por primera vez. Recorreremos el canal y seremos silenciosos contempladores de ciervos.
Y al día siguiente iremos a devorar Oxford. Entonces yo me quedaré callada cuando lo reconozcan en el patio de los colleges y nos dejen pasar. Y, en vez de llevarme a las clases, deje que me pasee por el claustro y otra vez pondrá su mejor cara al escucharme por enésima vez hablar de la distribución, de la planta, de cualquier cosa estúpida que me arda dentro. Cuando él. Quizá el mejor filólogo de inglés medieval del mundo. Ya lo sabe todo.
Pero es un padre. Sonríe y encadena mi brazo al suyo como dos eslabones perfectos.
- Deberías haber estudiado aquí.
Él me ve más hermosa de lo que soy, más inteligente, conmigo no tiene criterio ni yo con él.
Es sólo que a veces, oh, wait, sabemos que somos sólo un maestro y una estúpida. Un padre y una hija atravesando los vallados de Oxfordshire y encontrando la ruta más larga sólo para hablar. Hablar, hablar e imaginarnos cómo hubiera sido todo si.


Marnie: Y ya está?
Maria: A qué te refieres?
Marnie: A esta entrada! Eso es todo? Acabamos de ver cómo la gente viene aquí a leer a Rizo el erizo y a Lady Gaga y tú te quedas en bucólicos paseos con tu padre muerto? Pasa algo más a parte de la silenciosa observación de ciervos y el mano a mano artístico-sabioncillo?
Maria: No está muerto.
Marnie: Yo os mataría a los dos. Ahora.
Maria: Bueno, déjame pensar. En una librería me dio un retortijón que ni cuando la gastro vietnamita. Algo así?
Marnie: Después te cepillaste al dependiente?
Maria: Mmmmmmmno...
Marnie: Pues post a la basura! A la basura! O te pones a golfear y contarlo -hombres, mujeres, plantígrados- o los 15 seguidores que tenemos van a morir. Como tu padre.
Maria: No, que no está muer...
Marnie: Como tu padre!

Entiendo los motivos marketingueros de Marnie. Y puede que nos hayamos sumergido en el bucolismo con esta entrada, no digo que no. Voy a hacer algo más acorde con...

Conmigo. Qué, no os gusta la profundidad? Pues no tenemos edad de prostituir el blog! No gusta la forma, no?  Con todos ustedes y rescatándolo de este invierno reciente...

Tac. Tactac.
Desde lo innecesario, la duda, desde lo de siempre y mis súplicas veladas. Desde la noche, las horas en las que tanto aconsejé que nunca, nunca, porque al ponerse el sol algo cambia y nunca, nunca debemos escribir. Y cuando digo somos nosotros ojalá fueramos nosotros. Desde el ácido que deja en la boca al incesante pensar en metales, todo trae la familiaridad de una locura antigua. Desde un lugar sorpresivamente cubierto por la nieve. Desde un móvil, traición reparable porque a estas horas siempre, siempre pienso en lápiz. Pero quizá perderse un poco sea encontrarse un poco con la versión limpia de uno, de una, de quien suscribe. Limpia de acumulaciones, Diógenes de formas, de modas, de espectros que nos quisieron y, por supuesto, nos cambiaron. Y cuando hablo en plural ojalá no se me notara que no hablo sinó de mi propia reverberación metálica en noches en que lo caminaría todo. Lo escupiría todo. Todo ardería en mí. Y estamos deseando herirte un poco por compensación. Un poco porque ya no sabemos qué tengo entre manos. Y afuera continúa el tactac tac de la nieve que se cree tan sigilosa, la estúpida.

viernes, 11 de julio de 2014

Recuperando a Cortázar

He regalado mi edición coleccionista de Rayuela de 1965.
Trato de recuperarme con mantras new-age tipo "Cuando llega estamos agradecidos, cuando se va lo dejamos ir" y otras cosas peores que incluyen cosas que si vuelven a ti noséqué y si no, nosécuantos, llantos por haber perdido el sol que no te dejan ver algo, árboles que tapan cosas y sólo me falta leer a Albert Espinosa para pegarme un tiro.

Sé que vive en un sitio mejor, sin sus amigos de la Biblioteca Cortázar, gente de su edad, pero seguro que rodeado de buenos libros sobre viajes y un Kindle que sabe un montón de historias.

Debemos deshacernos de las cosas que comprometen tanto nuestros sentimientos! Sí! Hay que entrenar la frustración! Y regalar, como los japoneses, que parecen una raza feliz! Y han inventado el harakiri. Y a veces quieren morir! Como yo ahora!

Bueno, que necesitaba una reunión urgente con Cortázar para explicárselo. Sí, creo que hablo con él, qué, qué pasa, mucha gente habla con Dios, al menos Cortázar existe. Total, que ha entendido perfectamente que le regalara semejante edición a alguien a quien es posible que ni le guste porque nunca lo ha leído. Lo ha entendido.
- Sos hestúpida, querida.
Pero yo creo que he hecho el bien. El Muy bien. Porque me apetecía tanto que no lo dudé.

Quieres descubrir a Cortázar escribiendo (si se puede llamar escribir a lo que hacía este hombre)? No empieces por Rayuela, mejor Bestiario, Lucas, cronopios y famas, cuentos cortos, Los premios.
Quieres... oírlo? Hay infinidad de audios de Él leyendo capítulos, entrevistas, vídeos.
Conozco su voz perfecta, lo cual aumenta exponencialmente mi paranoia dialéctica.

Ahí va el capítulo 68 de Rayuela, justo donde dejé la dedicatoria. En un papel doblado. No soy tan zorra. Decía. Algo así como. Ve.


jueves, 10 de julio de 2014

Gadget revelador

He instalado un gadget en el mismo lugar que se acaba de instalar el diario el País, ahí a la derecha, y que me informa muy amablemente de las entradas que más os gustan.
Bueno. La de Platón, os interesa la filosofía y eso siempre está bonito. La de Rizo el erizo ya ni me sorprende porque está en el top 3 desde que nació. Misterio insondable. Y por último la deconstrucción del portal de Belén, verdades históricas como puños.

Pero es que llevamos siete -siete!- años dándole al teclado con más/menos resaca y no nos apecíais el esfuerzo ni ahí os den.

Así que vamos a hinchar este ego grupal y a destacar nuestras entradas favoritas.

Bueno, ya las tenemos. Y nos parece bien concluir que antes escribíamos mejor. Y que la gente comentaba. Y leía blogs. Muerte al Facebook.

ERNESTO:
. De redecillas, Juegos Florales y otras formas de lo mismo (Muy destacada!)
. Elegancia moral
. Lealtad es un grado
Bonus track: Avisaos quedáis


MARNIE:
. Abrázame, tonto (Destacada!)
. Buenos propósitos
. Estáis muertos
Bonus track: Echar un clavo


MARIA:
. Heroínas
. De las tardes
. Con tacto
Bonus track destacado: Do you love me (now that I can dance?)

Grupalmente nos gusta mucho Cientos de pequeños corazones. Está en esta página, nos ahorráis el currazo de hacer un enlace, verdad? Mirad qué hora es para estos tres tistres triguers, tarde, pronto, de cualquier modo, invierno austral.

Venga, leed algo que nos gusta y dejad de joder con Rizo el erizo.

A posteriori: Oh, venga ya! Colgamos un post sobre Lady Gaga que habíamos guardado sólo para ver qué pasaba. Pues ahí está! En el segundo lugar del ranking! Azotadnos...