martes, 20 de julio de 2010

Los valores de la simplicidad. Incalculables.

Con dos cojones. Paso de la risa a la consternación a intervalos. Pero al final me quedo con la admiración. Cómo se puede tener tanta jeta y tan bien llevada? Aclaremos el asunto.

Benedicto XVI inauguró hace unos días una fuente en los jardines vaticanos. Cosa sencilla. Dos estanques, palmera, cuatro bajorrelieves en bronce tonalité, blasón del santo pater... Lo normal. Dedicado a San José porque se llama como él, Joseph. Megalomanía? que va! Y tiene el arrojazo de largarse el siguiente farol:

Esta "bella fuente dedicada a José constituye un simbólico llamado a los valores de la simplicidad y la humildad en la realización cotidiana de la voluntad de Dios, valores que caracterizaron la vida silenciosa, pero preciosa, del Custodio del Redentor"

Vale. Hemos tomado nota de los valores de simplicidad y humildad? Pues cada mochuelo a su olivo que tengo que hacer las maletas para pirarme a mi humilde y sencilla villa de Castel Gandolfo.

Le habéis echado una vista a la villa palaciega? No? Asomarse.

-Y estas son las sencillas vistas, George.
- Qué despliegue de humildad, Santo Padre!
- Somos asín.

- Pero esto es Italia? Porque ni me imagino lo que pagarán a la Hacienda Pública por semejante villorrio...
- No, no, es extraterritorial. Mussolini ya se ocupó de esas pequeñeces y otros acondicionamientos posteriores. Todo en favor de la salvación de su alma.
- Pues en la web de la Santa Sede no lo dice.
- Como para irlo contando, chato.

Así que simplicidad, eh, Benedicto? Como San José, que creo que también veraneaba en un palacio con helipuerto y un staff de sesenta personas para podarle los setos, biblioteca, 14 kms2 de parcela, dos observatorios, ni te dicen las habitaciones... Vamos, perfectamente plasmado el ejemplo, jefe. Hablo de la pinacoteca? Ni falta que hace, verdad? Si continuáis teniendo estómago, vosotros mismos, ahí se detalla.

- Eso del fondo no será...?
- Es. Es.

En fin, admiración.

miércoles, 14 de julio de 2010

Como locos que fuimos




Estória do gato e da lua. Pedro Serrazina.


La suerte se tiene? La suerte se busca? El gato y yo pensamos que se tiene y decidimos así no enloquecer. Nos instalamos en un suave laissez faire y, como locos que fuimos, confiamos en que llegará, en nuestra natural propensión a ser afortunados.
Así que hemos instalado unas tumbonas en el tejado a la espera de que nos sorprenda la ocasión.
Aceptamos visitas. Tenemos un montón de hamacas y hasta una mesita plegable.

Al principio había oscuridad total,
la silenciosa inmensidad de la noche.
Entonces apareció ella y todo cambió.
Ha pasado mucho tiempo desde que dejé de buscarla,
ahora todo está en silencio.
Aprendí que es mejor esperar.
Ella vendrá, cuando pueda, cuando quiera.
Se que algún día ella vendrá a mí.
De otra forma, ¿por qué gastaría todas esas horas, todas esas noches sólo observándome?
Nada mas importa.
Yo esperaré.

Pero no siempre fue así.
Cuando la conocí toda mi vida cambió,
Empecé a seguirla.
Atravesé los mares, crucé océanos por ella,
me encontré a la deriva.
Hice todo por encontrarla.
Y cuando pensé que estaba cerca
todavía estaba muy lejos.
Me sentí perdido, sin saber qué hacer
en medio del océano.
El barco se encogía
Y el mundo se hacia más y más pequeño
para toda esa pasión.

Luego cambié mi vida.
Encontré un lugar estable
y, cómodamente instalado,
pensé que mi propuesta iba a ser irrefutable.

Una vez más, ella me dejó.
Desesperado, esclavo del deseo,
corrí tras ella
saltando de tejado en tejado,
prisionero de esa atracción
Y ella estaba dejándome
más sólo lentamente.

Y el tiempo pasó.
Ahora ya no corro más.
Espero.
Nada más importa.
Yo espero.


sábado, 10 de julio de 2010

Sebastián altera sus patrones. Corazonada I.

Sebastián no cree en esas cosas, es un escéptico de cojones. Pero después de haber chateado -sí, da feo hasta escribirlo- veinte días seguidos con la amiga de su prima que vive en Dublín, se envalentonó de una forma que no respondía a patrón conocido. Bueno, conmigo no habla, así que sus patrones son mera deducción.
Gastó los ahorrillos que iban a ser destinados a algo que me dibujaba en una servilleta y que no entendí en un billete a Dublín. No causó previsión reservándose hotel, porque tenía una corazonada. No torció el morrillo al pedir la última semana de vacaciones que le quedaba. Le presté una maleta. Todo muy extraño.
- Pero no la conoces.
Ladeó la cabeza molesto porque eso ya lo había pensado él y lo había descartado. Así que quién mierda era yo. Nadie, nadie, adelante. Te acerco al aeropuerto.
Me gusta que actúe así, porque lo imagino hablando con alguien y me siento feliz. En realidad es un tío muy gracioso con un montón de amigos y usa Facebook y eso. Y a veces tiene que hablar por su trabajo, y hasta da alguna conferencia. Así que lo imagino con su amiga hablándole de cosas de esas que dibuja, vectores y así, y me siento orgullosa.

Llegó a media mañana, bonito, alto, sonriente. Ella estaba feliz e igualmente excitada. Le coge del brazo con cautela:
- Menos mal que for fin nos podemos ver!
- Sí.
- Y havlaar! Estaba harta de escribir!
Risa nerviosa.
- Desde lue... Perdona, cómo has dicho?
- Que estaba harta de escribir, es todo tan frí...
- Lo otro.
- Que por fin podemos havlaar?
- Hablar.
- Havlaar.
- Hablar.
- Havlaar.

Sebastián dio media vuelta con su maleta y se volvió a meter en el aeropuerto.

La primera piedra

Tienes 43 años, la suerte de ser guapetona y has recuperado tu vida afectiva después de quedar viuda. Podría ser el comienzo de una historia de lo más normal que me contaras contenta echando unas cervezas.

Pero es que vives en Irán.

Y un hombre que no conoces de nada te ha denunciado, mujer. Porque dice que ya mantenías esa relación cuando tu marido estaba vivo. Tú juras que no es cierto y no entiendes nada porque te juzgan en un idioma que no conoces. Que te calles, que tres amigos del denunciante lo respaldan y eso es ley. Y cuando digo ley, me refiero al Código penal de la República Islámica, donde se detalla que cuatro tíos diciendo que sí ya valen para condenarte a muerte.
- A muerte?!

Pues sí. Unos eruditos han interpretado la sharía -ley islámica- como les ha salido de la polla (a ver si os íbais a pensar que dejaron opinar a alguna vagina) y han decidido que el adulterio merecía la muerte por lapidación. Detallando cuidadosamente que deben arrojarse piedras no tan grandes como para matar rápido -qué gracia tendría?- ni tan pequeñas como para no hacer daño. Os ha quedado claro? Pues manos a la obra.
Pero antes, unos latigazos.
- Latigazos?!
- Sí, cien.
- No, por favor!!!
- De acuerdo, miserable adúltera, seremos magnánimos. Noventa y nueve.

Tu abogado está enloqueciendo de terror, ya no sabe a quién pedir justicia y ha colgado el caso en su blog. Amnistía Internacional se ha hecho eco y ha habilitado una petición popular para que les digamos a los dirigentes de tu país lo que pensamos de la ley islámica.
Los medios dicen que "hay un alzamiento internacional pidiendo tu perdón".
Canturreando cree que no hay que perdonarte. Perdonarte qué. Hay que coger la ley de tu país y prenderle fuego.

Ante tal avalancha de indignación, han decidido no lapidarte.
No, espera, que han decidido que mejor te ahorcan.

Shakine Mohammadí Ahstiani

Ahora, lector/a, relájate. En realidad no eres ella. Estás en tu casa, con tu ordenador, con una vida afectiva que tú has elegido y que puedes cambiar en el momento que te plazca. Tienes un sistema judicial más o menos correcto y esa persona a la que no haces caso y es un/a desequilibrado/a, lo más que va a hacerte es pincharte las ruedas del coche.

Pero podías haber sido ella. Así que, por lo menos, echa una firmita. A ver si pasamos del ahorcamiento a la simple cadena perpetua.

En Somalia, Nigeria, Indonesia e Irán se sigue practicando la lapidación. Normalmente son mujeres. Casi la mitad son víctimas de violación que denuncian a sus agresores. Sólo en Iran se lleva a cabo algún tipo de juicio. Pero ya os he explicado lo de los cuatro desconocidos diciendo que sí, verdad?

viernes, 2 de julio de 2010

Lección de perspectiva

Antes de ir a África alguien me dijo aquello tan cierto, y que en su momento no entendí, de El desierto te quita, el desierto te da. Y el Sahara cumplió.

Así que esperaba, bajo el auspicio de la aplicación general, que este viaje también me robara y me aportara. De un modo bastante vistoso, es cierto que he dejado mucho hierro, volví contenta y habiendo perdido cinco kilos de mierda mental. Pero no llegaba la aportación. Hasta ahora.
Flamante de gafas, carruaje encerado, llaves del centro de Manhattan, haciendo la compra en el catálogo de las vanidades. De pronto. He recibido una hostia en el centro de la perspectiva y. Me he dado asco. He tenido ganas de llorarme. Eso es lo que soy.

Tanto perpetrar el triple Axel, más alto, más alto, más rápido. Hace unas horas que patino en círculo. Pensando en si hubiera nacido cuatro mil kilómetros al sur. Si tú vivieras treinta mil al este. La capacidad de ser feliz está en uno mismo. Pero aquí nos ayudamos con ciertos brillos y complicados programas de saltos de -un giro, dos, tres y medio- escénico lucimiento.

No voy a incendiar el coche de J. que yo misma le ayudé a elegir y que hoy -pordios!- me ha sorprendido en su excesiva, excesiva y carísima belleza. No voy a aporrear las pantallas ni a saltar sobre vidrio polarizado y su puta madre. No voy a quitarme los patines para clavármelos en el pecho. No voy a caer en la trampa -fácil, fácil- de pensar que mi vida es mejor que la suya en algún aspecto. No es lástima en sentido alguno, eso es tan aborrecible como lo contrario. Hablo de mi posición respecto a la suya. No de sus carencias, de las mías.
Voy a seguir dando vueltas.
Mientras ese sudor frío va empapándome de perspectiva.
Va a servirme de algo. No sé si poner un interrogante o no.

Despacio, despacio, iré perdiendo la capacidad de aborrecerme. Empezaré con un saltito, y luego querré una vuelta. Otra, otra más. Triple Axel. Y veré pasar a J. con su dragón y pensaré "Era el más bonito". Y todo me parecerá normal y regalado y, qué demonios, justo.

Despacio, por favor. No quiero dejar de oír las alarmas. Que me desvelen, que me desquicien! Pero que no dejen de sonar.


Como dijo Cortázar, si quedo atrapada en el molde social, que al menos me quede una mano libre para irme dando alguna hostia.




Quiero pertenecer calladamente, pensar algo que no me mate de vergüenza, que me justifique aquí. Y sólo el rasras de los patines contra el hielo.

jueves, 1 de julio de 2010

Sebastián y yo.

Porque bailando, hasta el Espíritu Santo se pone blando.
Confírmame que dicen eso. Es igual, no me lo confirmes. Es demasiado espantoso. Como concepto, como rima...
Por qué se han separado Facto y Delafé?! Si Enero en la playa es de esas cosas que te salvan el invierno? es una preciosidad.
Bueno, veo que has escogido bando. El video apesta, pero tú estás muy guapete y creíble, muy salao.
Pero yo me voy a quedar con Marc. Este estribillo es una jodida tropelía.

Me voy, dame un abrazo.

No es que no me guste el monólogo como forma de comunicación, ojo, me gusta, pero que si siempre me vas a hacer el vacío, pues que no quedemos más, si quieres. Quieres?

Mañana misma hora. Dale vueltas.