miércoles, 7 de enero de 2009

Cuestión de honor



Bueno, pues otra vez os voy a contar qué tal cierta peli. No sé nada de cine, pero el guionista de este film tampoco, así que me voy a animar.
En realidad no sabía qué iba a ver, para qué nos vamos a engañar, pero fue pasar por delante del cine y ver a Edward Norton en el cartel y... Me puede.

La conclusión, vamos a decirlo ya, es Para qué te sigues metiendo en estos embolaos, Edward? La trama es la que ya hemos visto en cientos de películas antes que en ti, corrupción policial. De hecho, la semana pasada fui a ver otra que iba de lo mismo y cuyo nombre, afortunadamente, ya he olvidado. En fin, decepcionante por el argumento y porque el Norton no enseña ni el tobillo. En un giro inesperado, el guionista decide que se pegue con su cuñado -cargándose de paso la estabilidad argumental- y ni un centímetro de abdomen, yo me zurro así con alguien y acabo hecha unos zorros! Pues no, ha vuelto a ponerse cachas y no se le aprieta ni la camiseta contra el pecho. Ahora, llega a ser una actriz buenorra y le vemos hasta la glotis. En fin, al tema.
Aparte de estas pequeñas decepciones, es él el salvador de la película, qué grande es este tío. Lo contrario se puede decir de Colin Farrell. Qué hartica estoy de sus registros de torturado, no se le mueve un músculo de la cara.

Lo peor: sin duda, la escena de Norton y Voight en el lavabo. De verdad dicen eso? De verdad alguien ha recibido dinero por escribir esa escena? Te pone hasta de mala hostia. Edward, no! Eso no lo hagas más!
El abuso sistemático de los clichés. Caricatura de los irlandeses, del poli malo, del yonki bueno...

Lo mejor: el Norton. Mueve así un poquito el labio superior y ya sabes de qué va la escena. Actorazo!

La conclusión: ni que os inviten.