viernes, 11 de julio de 2014

Recuperando a Cortázar

He regalado mi edición coleccionista de Rayuela de 1965.
Trato de recuperarme con mantras new-age tipo "Cuando llega estamos agradecidos, cuando se va lo dejamos ir" y otras cosas peores que incluyen cosas que si vuelven a ti noséqué y si no, nosécuantos, llantos por haber perdido el sol que no te dejan ver algo, árboles que tapan cosas y sólo me falta leer a Albert Espinosa para pegarme un tiro.

Sé que vive en un sitio mejor, sin sus amigos de la Biblioteca Cortázar, gente de su edad, pero seguro que rodeado de buenos libros sobre viajes y un Kindle que sabe un montón de historias.

Debemos deshacernos de las cosas que comprometen tanto nuestros sentimientos! Sí! Hay que entrenar la frustración! Y regalar, como los japoneses, que parecen una raza feliz! Y han inventado el harakiri. Y a veces quieren morir! Como yo ahora!

Bueno, que necesitaba una reunión urgente con Cortázar para explicárselo. Sí, creo que hablo con él, qué, qué pasa, mucha gente habla con Dios, al menos Cortázar existe. Total, que ha entendido perfectamente que le regalara semejante edición a alguien a quien es posible que ni le guste porque nunca lo ha leído. Lo ha entendido.
- Sos hestúpida, querida.
Pero yo creo que he hecho el bien. El Muy bien. Porque me apetecía tanto que no lo dudé.

Quieres descubrir a Cortázar escribiendo (si se puede llamar escribir a lo que hacía este hombre)? No empieces por Rayuela, mejor Bestiario, Lucas, cronopios y famas, cuentos cortos, Los premios.
Quieres... oírlo? Hay infinidad de audios de Él leyendo capítulos, entrevistas, vídeos.
Conozco su voz perfecta, lo cual aumenta exponencialmente mi paranoia dialéctica.

Ahí va el capítulo 68 de Rayuela, justo donde dejé la dedicatoria. En un papel doblado. No soy tan zorra. Decía. Algo así como. Ve.


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