miércoles, 27 de enero de 2010

Lo necesito


Veamos cómo funciona un desfibrilador. Ese aparato que ponen con unas palitas en el pecho y dicen "Carga! Fuera todos" y disparan. Lo conoceréis de series como Urgencias, Hospital Central, Anatomía de Grey, House y esas bondades televisivas tan realistas como el propio Miró.

Pues bien. El corazón está mandado por un nódulo generador que envía corriente hacia aurículas y ventrículos. Primero se contraen unas y luego los otros. Y eso es el tuc-tuc que oímos los que tenemos corazón.
Hasta ahí todo bien. Pero es que resulta que todas las células cardíacas tienen capacidad para ejercer autónomamente y ponerse a dar su propio show eléctrico pasando del nódulo jefe. Lo que viene a ser la flor de la democracia amén de una puta locura. Las aurículas y los ventrículos empiezan a recibir cientos de contraórdenes venidas desde cualquier sitio, que abras, que cierres, que vuelvas a cerrar, aquí mando yo, por encima de mi citoplasma: el caos, te estás muriendo porque el corazón ha dejado de bombear.

Y ahí es donde te meten el corrientazo que -bueno, esto es más complejo, polarizar, despolarizar, como diría un profesor mío, no me interesa ni a mí- y las para a todas. STOP, locas! Todo quieto. El nódulo jefe, en el mejor de los casos, vuelve a hacerse con el control y a enviar una sola señal. Todo obedece. Estás salvado. No tienes muy buen aspecto y a lo mejor un par o tres de quemaduras tamaño paquete standard de pitis te acompañan un par de meses.

Pero todo funciona.

Entendido como el chispazo que todo pone en su lugar, tenemos que ciertos lugares actúan como desfibriladores. Tal es el caso de S. No voy a dar el nombre porque entonces querríais venir con vuestros desajustes y sería, insisto, una puta locura.

El estado S es una complicada fórmula de tequila, Jäger, dados, esquí y amigos de esos que te ves una vez al año pero que te tienen siempre un sitio en la mesa y nunca dejáis del todo de estar en contacto. Porque de alguna manera perteneces a ese lugar.

El chispazo te sobreviene al segundo Jäger. Para los que no lo conozcáis, el Jägermeister es un licor de hierbas alemán que, en mi más que limitado recorrido por el mundo del estupefaciente, substituye de forma natural al LSD. Y que como te pongas muy fuerte no vas a tener resaca en dos días. Porque no se te pasa el pedo hasta el tercero. Es una gloria. De pronto, lejos de caer en un estúpido estado borrachuzo mal, empiezas a estar tranquilito y contento y "Carga! Fuera todos" ordenado. Tus amigos y amigas delante, un jardín bajo el cubilete que vas a vender como trío a la reina y tu primo el que colecciona tequilas y que ha cerrado el restaurante para vosotros, saca el José Cuervo Reposado y te mira, sabes que es el que más le gusta, al pobre. Se han creído lo del trío y da igual, mañana vas a ir a esquiar o te van a llevar a esas termas naturales. Todo está ordenado. Mientras te bañas de sol, piensas en tus problemas sin acritud y se resuelven entre ellos como personas perfectas. Quizá piensas en alguien. Y lo imaginas haciendo algo interrumpible, un gesto hermoso con esa boca. Y en la tuya la nicotina está siendo barrida por el glorioso recuerdo del último sorbo de Jäger.

Entonces todo viene solo. Escribir es como escuchar un dictado, sólo tienes que estar atento, ni siquiera estás pensando. Lo mejor es que al repasar te sorprendes. Sonríes y quieres abrazar pero te han dejado tranquilito con tus cosas y te vendrán a buscar luego, por la tarde, para ir a A al aperitivo y volver a S a cenar, a beber, a jugar a los dados. Qué más da. Mañana volverá a hacer sol sobre tus ideas. Y ese gesto en tu memoria seguirá siendo interrumpible. Quizá mañana te atrevas, valiente de Jäger, a besar ese recuerdo.

Y el corazón tuc-tuc, tuc-tuc...

Mañana estaré en S recibiendo mi descarga.

Un día te llevo.




.

2 comentarios:

Ernesto dijo...

...Cruzó el pasado en el camino
y lo miraba y no podía llorar.
Entre el crepúsculo y el alba
no hizo otra cosa que dejarse llevar...

Maria dijo...

Efectivamente, el pasado se cruzó en el camino. Y si no se podía llorar era de frío, se te conjelaba el lacrimal y vaya performance.
Y dejarse llevar... también cierto, de A a S, de S a A, de A a G y de G a casa. Que si me pillan los mossos con el morao que llevaba te felicito las fiestas desde el Herrera de la Mancha.

Pero muy bien traído, miniyó. Me emociona tu habilidad.