miércoles, 31 de diciembre de 2014

Predicciones 2015

Bueno, en unas horas se acaba el 2014, así que empieza a importarme un carajo. Yo a lo que vengo es a compartir mis predicciones para el año 2015. Que son tres. Las siguientes.

UNO.
Si Cadena Dial insiste en hacernos tragar conversaciones tipo -por dios que es cierto, agarrarse los machos- "Hoy mi caballero oscuro está en modo vainilla" en sus cuñas autopublicitarias, van a aumentar los suicidios. Y/o los asesinatos.
Cada cuatro canciones, una pareja de bofetón comparte con la audiencia sus memeces. Como un par de anormales profundos. Que si helicóptero, que si te pones celosito, ronroneo sado-maso a raudales como si la sufrida audiencia fuera del todo gilipollas y tuviera el estómago para semejante mierda.
Cuidado, creativos/as de Cadena Dial, a veces la gente vamos al volante cuando disparáis esa retahíla de sandeces edulcoradas y lo único que apetece es dar un volantazo y acabar con todo. Cuidado porque lo mismo que yo manejo un auto, puedo estar limpiando un rifle de asalto y el desastre se extendería a la población circundante que poca o ninguna culpa tiene de que andéis probando ácidos en vuestra jornada laboral.
De verdad, acabad con esto.

DOS.
Visualizo que la porcelana de Lladró se vuelve a poner de moda. Los pastorcillos melancólicos compitiendo entre sí a ver cuál parece más desesperadamente nihilista van a volver a ocupar vuestras alacenas. No es broma. Si tenéis pasta, metedla en Lladró. Ya sé que la marca tiene cierta reminiscencia a que no la vais a recuperar (en catalán lladre es ladrón) pero hacedme caso, lo visualizo con extraordinaria claridad.
Y las lámparas Tiffany. Esas que parecen compuestas de cristalitos de otras lámparas pegados a lo loco. Pues van a volver. Cuando estemos muy cansados de que nuestro hogar parezca un vertedero industrial de hierros y maderas a medio pintar, añoraremos el rancio profundo, los lazos, las arañas con mucho colgantito, la maderaza buena y las alfombras caras.
Invertid. Hoy.

TRES.
Las fiestas navideñas venideras van a seguir oliendo al puto cordero al horno que me acaba de echar de casa de mi madre y que me obliga a tirar de restauración en fechas tan señaladas. El cordero de los cojones va a seguir oliendo igual. A choto. Todo el 2015. 
No invirtáis.


Ya está. Voy a frotarme la piel hasta sangrar y lograr desprenderme de este tufo inmundo. Luego me pondré los tacones, me subiré al coche y, si no volvéis a saber de mí, es que el jodido caballero oscuro en modo vainilla con helicóptero, flores y su puta madre ha irrumpido en mi ruta hacia el restaurante.

Os deseo un amor muy desesperado y un pelo muy brillante.


2 comentarios:

antonio dijo...

En lo de Cadena Dial, estic totalment d'acord, només que jo tinc ganes de matar no de morir...

Maria dijo...

Jajajajajajaja! És optatiu, amic Antonio, ja et dic que una de les dues coses acabarà passant...

Gràcies per venir. Una abraçada.