domingo, 1 de mayo de 2011

En pie! Habemus miraculum!

A petición de Edu.

Las enfermedades se curan por varias vías. A saber, a mayor gloria de la industria farmacéutica -en la que aprovecho para cagarme-, de las medicinas alternativas -caterva de chinezas, magnetismos y principios activos reducidos a enemil-, de otras fuerzas incógnitas y altamente simpáticas -autocuración y vaya usted a saber- o, mi favorita, a mayor gloria del que fue Padre de la Iglesia Católica. Claro, curación por santa obra de Juan Pablo II. Al pelo le ha venido, que ya expiraba el límite para beatificarlo.
Y así tenemos que la hermana Marie Simon-Pierre se nos cura del Parkinson.

Yo, desde mi tablao flamenco, niego la mayor. Qué esperabais.

Que vale que luchó contra el comunismo, que a los católicos, tan apegados al liberalismo derechista ellos, les parecerá que ha cortado la cabeza a Escila. Pero que no hay para tanto.
Entonces necesitaba un milagro de mayor volada. Y helo ahí.

Cantarina muchachada en tropel, pañuelitos al cuello y guitarra y vámonos a celebrarlo como está mandao. Brillos, doradeces y trajes a tres mil euros el más sobrio entre los hermanitos de la caridad que dirigen el tingladillo vaticano. Loor al Santo Padre! Viva!

Un milagro. Que alguien -bien o mal diagnosticado- se recupere de su enfermedad.
Un milagro de verdad. Que esos irresponsables fariseos vendan tres o cuatro piezas de su pinacoteca, o ese Discóbolo que tienen ahí arrinconado que si no te fijas ni lo ves y sólo hay cinco en el mundo, o el Lacoonte que adorna sus jardines, o, joer es que da hasta risa... E inviertan en la PIME del país que les perdona los impuestos no pagados por sus palacios -Coño! Que vendan Castelgandolfo!- y saquen a trescientas o cuatrocientas familias del paro. ESO, orantes amiguetes, es un milagro en nuestros días. ESO ni se pasa por vuestras cárdenas cabezas.

Poco exigentes nos ponemos con las beatificaciones, eh? Así que para Canturreando, Karol Wojtyla seguirá siendo lo que siempre fue. Pero no me vendáis más caridad, fraternidad y el señor te ama envueltos en vuestros mantitos de armiño. Mira, lo voy a decir, cabrones.

Hale, a seguir con la fiesta, no escatiméis. Habéis visto El año de la garrapata? Entonces os sonará lo de "En pie! En pie, hijos de la gran putísima!"



Me temo que es oro

No hay comentarios: