Vivimos tormentas, catástrofes, sismos. Ver el telediario es morir un poco, estirar el cuello es querer temblar. Mala gestión, necesidades comunes, errores propios y ajenos. Como diría Carlos, frío de vivir. Así que, a veces, un poco de poesía. No muy allá, pero para mí suficiente.
Tienes un hueco
entre tu hombro y tu pecho.
Un rincón para el descanso,
un paradero perfecto
para que apoye mi frente
y quede todo resuelto.
Un lugar que tú me prestas,
un escondite secreto
para que me huya todo
cuando acaricias mi pelo.
Tan suave de piel desnuda,
rincón tibio de tu cuerpo
para acomodarme exhausta
y soñar que nos queremos.
5 comentarios:
En dos palabras:
Que bueno!
Jajajaja! Sí? Te ha gustado? Encoratjador. Porque esto es el tipo de cosas que me dice mi agente que me meta por el...
Si la poesía no vende, hay que regalarla. Qué coño.
Un A. A. Edu. Muchas gracias.
Oso polita...me la voy a guardar.
Te la puedes hasta quedar. Su dueño legítimo no creo que la reclame porque no sabe que es suya.
Gracias, guapa.
Coño! había un error, cómo no os habéis dado cuenta? Mejor, mejor... Editado. Ahora sí. Vuestra.
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