
Me declaro una adoradora de las Olimpiadas. Cuando la ceremonia de inaguración, me siento cerca de la tele y hago oohs y aaahs al paso de las delegaciones, no me pierdo ni una sola prueba de atletismo, natación, gimnasia deportiva y artística, baloncesto, y si no las puedo ver las grabo. De hecho, aun se pasean por aquí cintas vhs con todas las actuaciones de Vitaly Scherbo en Barcelona 92. Creo que me enamoré. Es que era pelirrojo y fornido y yo joven y ambiciosa.
Pero Pekin no. Por ahí no paso, amiguitos/as. Yo creo en los valores Olímpicos -hasta el punto de ponerle mayúscula, que no se la pongo ni a dios- más allá de la fortuna que ha hecho Samaranch con el COI, los sobornos millonarios y el mundial flujo de intereses que conlleva. Yo creo. Pero Pekin no. Que utilice el olimpismo como plataforma comercial me parece bien, pero todos esperábamos que aflojara las riendas sociales. Y no sólo no lo ha hecho, sinó que mete espuela a Nepal de manera escalofriante.
Tal y como se ha hecho con Eurovisión en España, reirse de un concurso decadente enviando un representante de pega, debería hacerse con Pekin. Sería fantástico que enviaran atletas chikilicuatres a todas las disciplinas, ellos se divertirían y el país dejaría claro que no se pueden tomar en serio a un país que maneja los Derechos Humanos tan folclóricamente.
En fin, una lástima, yo digo NO a verlas como dijo NO Spielberg a organizar las ceremonias. Y me jode un montón, pero bastante más me jode la represión contra la protesta pacífica de los tibetanos de este fin de semana, de la que poco sabemos porque no se permite el acceso a la prensa.
China, qué gran elección.
Si queréis saber más:
www.freetibet.org
http://www.beijing-2008.org/