martes, 21 de junio de 2011

Interculturalidades

Anoche invitamos a cenar a Marnie, Ernesto y unos amigos suizos. Para agasajarlos como está mandao, sacamos el jamón de navidad -paletilla ya completamente devorada por un lado- y el atún caro. Ese que va en tarro de cristal, que no merecemos y que sólo se compra cuando viene alguien. Atún de degustación. Da gusto verlo, yo lo observo. A mí me gustan mogollón los procesos, miro la pizza en el horno cómo se va dorando, cómo la ropa se va mojando en la lavadora y va llenándose de espuma, los botes de atún con su incesante hacerse más sabroso cada día que pasa, cómo mi país se devora a sí mismo, esas cosicas.

Suizo nº1 nos pidió permiso para abrirlo. Sírvete que enseguida estamos con lo demás. Lo oigo trastear a mis espaldas, abrir la nevera, mover botecitos. Me pregunta si tenemos pan, le señalo el sitio de los panes, le pregunto si quiere una tostada para el atún, me responde que no.

Y me lo encuentro. Metiendo el atún en un bol. Con mayonesa. ¡Mayonesa! Poniéndole pimienta. Y vertiéndolo todo entre dos rebanadas de pan bimbo. ¡Pan bimbo!

¡¡¡¿¿¿HABRÁSE VISTO TAMAÑO HIJODEPUTA???!!!

La frase no es mía, es de Ernesto. Se toma muy en serio la comida. Yo estaba demasiado triste. Nos dice que ha preparado para todos.

Rico estaba, pero eso no se hace.

Suizo nº2 nos pregunta en qué ayuda. Marnie le dice que corte jamón.
Zorra malvada...

Como dirían M&E,
CONCLUSIÓN: no se puede invitar a tanto hijoputa a la vez.



Bonito ejemplar desconocedor del triste destino que le espera. Bonito ejemplar. Lo pilláis?



Nota para Andreu: no les sacamos el Luis Cañas porque había cerca una botella de Coca. El Jäger sí. Lo puedes mezclar con lo que quieras que no pierde capacidad de teletransportarte.